In Barbastro, Huesca
ALARMA EN LA UNED DE BARBASTRO
La decisión de reducir a casi la mitad la aportación de la Diputación Provincial de Huesca al presupuesto de la Fundación Ramón J. Sender (UNED de Barbastro) ha provocado una extraordinaria alarma. No hallamos razones que justifiquen el recorte que, sin más información, sólo puede entenderse como un ataque a la educación, a la cultura y también a Barbastro: lamentablemente otro más. Una reprobable penalización a nuestra ciudad cuyos damnificados serán los actuales y futuros alumnos del centro universitario, sus trabajadores y también el horizonte de desarrollo y prosperidad que nace de la universidad y que se extiende por la ciudad y poblaciones vecinas.
No cabe defender la decisión por una hipotética disminución del presupuesto de la institución provincial a causa de la crisis económica que nos asola, ni por la asunción de nuevos servicios. Este desorbitado ajuste sería necesario en otras partidas, tal vez superfluas, pero en ellas, seguramente, no se producirá. Y, además, ¿no es cierto que la Diputación podrá disponer el próximo ejercicio de una parte considerable de los casi 50 millones de € de sus remanentes de tesorería? La ciencia y la cultura no deberían ser el blanco de ningún juego político. Estas tienen que ser las mejores impulsoras del cambio que necesitan nuestros pueblos y ciudades
¿Acaso la UNED de Barbastro no tiene una acreditada trayectoria en el ámbito formativo, en la difusión de la cultura o en la realización de avanzados proyectos tecnológicos reconocidos nacional e internacionalmente? ¿Se ha llegado a evaluar realmente el alcance de este brutal recorte que golpea a una institución que es y, debe seguir siendo, un actor fundamental en el desarrollo social y económico de la provincia?
¿Cuáles son pues las verdaderas razones para “perpetrar” este descomunal hachazo? Nos resistimos a creer que la decisión obedezca a algún interés particular, a una estrategia partidista o a mezquinas luchas de poder. Pero son los hechos, y no la propaganda, los que muestran las verdaderas intenciones de nuestros gobernantes.
Los barbastrenses necesitamos y exigimos la máxima transparencia y una información veraz.
La larga trayectoria del centro de la UNED ha producido innumerables beneficios para la ciudad y el territorio: formativos, culturales, económicos e incluso urbanísticos ¿qué sería del casco antiguo sin su presencia?
No caben más razones para exigir que se rectifique la decisión y que se tomen todas las medidas necesarias que garanticen la continuidad del Centro. Tal vez sus casi cuarenta años de historia hagan necesarios cambios, pero estos deben dirigirse a la mejor consecución de los fines de la institución. Nuestros representantes deben buscar la fórmula que lo haga posible sin personalismos ni luchas de poder porque los ciudadanos estamos ya cansados de tanta alarma.
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