ARRIMAR EL HOMBRO
Publicado en Ronda Somontano el 3 de Junio de 2.019
Consideraciones del Foro B21 sobre el resultado electoral
El pasado domingo 26 los ciudadanos de Barbastro apostaron incontestablemente por el cambio en la gestión de la ciudad. El resultado no solo supone la sustitución de la persona y la formación política que nos han gobernado durante veinte años, sino también una renovación muy importante de los miembros de la corporación: nueve de los diecisiete concejales que la conformarán se sentarán por primera vez en el salón de plenos. Para la mayoría de ellos será además su primera experiencia política. A primera vista podría parecer una desventaja, pero no tiene por qué ser así. Es estúpido desdeñar la veteranía, pero ésta no es ninguna garantía de buena gestión. La altura de miras, la sensatez, la prudencia, el saber escuchar, la determinación y por supuesto la claridad en los objetivos son condiciones y cualidades que pueden suplir con creces la práctica en la gestión municipal.
Las tareas que van a tener que llevar a cabo no son despreciables, sobre todo teniendo en cuenta las consecuencias de ese incumplimiento terminal del techo de gasto. Pero tal vez hay dos que resultan urgentes e imprescindibles. En primer lugar, convertir la administración municipal en una organización eficiente que curse y resuelva con la máxima diligencia las iniciativas o las cuestiones que trasladan los ciudadanos y, por supuesto, también las del propio ayuntamiento. Hay que diseñar una estructura en la que a cada trabajador se le permita, y se le exija, dar el máximo de sí mismo dentro de su responsabilidad. La labor de tantos excelentes funcionarios y trabajadores debe ser reconocida y estimulada; en sentido contrario hay que desterrar otras conductas que lastran el trabajo de los compañeros y como consecuencia la vida de la ciudad. La rapidez y la manera con las que se culmine esta labor condicionarán el éxito del resto de los propósitos. En segundo lugar, es esencial impulsar decididamente la transparencia en la gestión municipal. El ayuntamiento debe facilitar al ciudadano la máxima información relativa a su gestión: cómo y con qué criterios se administran sus recursos. La confianza que se deriva de esta transparente relación entre la administración y el administrado constituye la verdadera esencia de la democracia y convierte a la sociedad en mucho más sana, prospera y dinámica.
Ambas deberían ser objeto de un gran pacto entre todas las fuerzas políticas de la ciudad que represente un antes y un después en la práctica municipal.
Este y los demás desafíos solo podrán afrontarse con un equipo de gobierno fuerte y estable. La fortaleza no vendrá dada por la minuciosidad de ningún pacto escrito sino que deberá cimentarse en la confianza y en la generosidad de los implicados. La desconfianza, la cicatería y el deseo de acaparar la gestión conducen a la parálisis y pueden convertirse en un bumerán que golpee inesperadamente. Los representantes políticos son elegidos para poner en práctica un programa y una forma de gobernar; a veces los resultados no son los esperados y no lo permiten en su totalidad. Es humano, en ese caso, sentir cierto desánimo, pero eso nunca legitima para adoptar una actitud más o menos pasiva, porque, entre otras cosas, eso supone defraudar a sus electores.
Pero la búsqueda de la colaboración no debe limitarse al equipo de gobierno. Si se dejan de lado algunos prejuicios y por más que se quiera teatralizar, las disparidades ideológicas no conllevan (en la casi totalidad de los casos) diferencias efectivas en la gestión de la ciudad. Por tanto sería positivo que todos y cada uno de los concejales se sintieran de algún modo participes en la gestión municipal.
En definitiva, el interés de la ciudad de Barbastro debe presidir las actuaciones de todos, más allá de palabras huecas y de otras valoraciones o intereses. Siempre lo es, pero ahora más que nunca es el momento de arrimar el hombro.