ATASCO EN LA ACERA
Por Eduardo Pérez Barrau. Foro B21
Encontrarse de repente en medio de un atasco de gente por el centro de Barbastro es algo cotidiano. Esta congestión peatonal se debe a la estrechez de las aceras de muchas calles. Estas “miniaceras” las podemos encontrar por toda la ciudad: en la calle Torreciudad, en el puente de la carretera de Graus, en la calle General Ricardos, etc.
En muchas calles de Barbastro es más fácil circular con el coche que caminar por la acera. Y es que abrirse paso entre los transeúntes que cruzan el puente del Amparo, hacer malabarismos para dejar pasar un carrito de bebé a la altura del Hostal Pirineos o esquivar a los viandantes en la avenida del Cinca se ha convertido en toda una prueba de obstáculos. Pase usted. No, pase usted, por favor. Perdone. Gracias.
No hay ironía si decimos que en Barbastro tienes que medir muy bien con la mente el largo y el ancho de la acera para caminar sin atascos ni tropiezos. Un cálculo que es imposible de estimar en el tramo de acera comprendido entre el Cortés y Artero, un espacio de anchura reducida donde las “retenciones” son la norma, de hecho, este punto es la zona cero de la congestión peatonal en Barbastro.
La acera barbastrense impone, sí o sí, el contacto con la gente; una cercanía involuntaria, incómoda y a veces cómica, en la que puede pasar cualquier cosa: puedes sufrir una colisión por alcance con otro peatón, aquí la zona de accidentes más habitual es justo en esquina que dobla General Ricardos con Corona de Aragón, puedes coger un “capazo” de esos que se estiran en el continuo espacio-tiempo o vivir momentos de aventura cuando saltas del bordillo a la calzada para adelantar a aquellas personas que están de palique o llevan un paso más lento. En nuestras aceras te puede pasar de todo, te puedes encontrar de todo y hasta te puede caer de todo.
Toda esta incomodidad se sobrelleva con educación y con cierta resignación pero hay momentos donde una acera estrecha puede ser hasta un peligro. Todos los meses alguna persona mayor tropieza y cae al suelo por culpa de estas apreturas -y de alguna baldosa suelta-, en algunas ocasiones sufriendo graves heridas. Con la gente mayor pocos obstáculos, por favor.
Leo en la prensa que el ayuntamiento está considerando la posibilidad de peatonalizar alguna calle del centro. Bienvenido sea. Siempre se camina más tranquilo y con menos ruido cuando los coches tienen su espacio y los transeúntes el suyo. Aunque puestos a avanzar en esta estrategia empecemos por lo más urgente: ampliemos las aceras, eliminemos los obstáculos y pongamos fin a los tramos peatonales tercermundistas.
Favorecer la movilidad de todos los ciudadanos puede parecer un pequeño paso en la buena dirección pero sería, sin lugar a dudas, un gran salto para la ciudad. ¿No les parece?