FRACASOS EDUCATIVOS EN TIEMPOS DE PANDEMIA
Por Eduardo Pérez Barrau
30 de Marzo de 2.020
Quizás, lo único que hemos ganado en estos días de confinamiento ha sido el regalo de la conversación. Largas charlas teléfonicas que resultan, para muchos de nosotros, una ventana de sociabilidad que ningún virus nos puede robar. La voz vuelve con toda su profundidad y sus matices. Estos días la llamada reconforta y preocupa a partes iguales.
Lo que el lector va a poder leer a continuación es el resumen, en varios párrafos, de una conversación telefónica con un miembro del sector educativo de nuestra ciudad. Sus reflexiones afectan a nuestros estudiantes de secundaria y, seguramente, a una gran minoría más allá de nuestra localidad. Un profesor que expresa su preocupación ante una situación escolar desbordada por los acontecimientos, la falta de efectividad de las acciones formativas emprendidas y la vulnerabilidad de muchos alumnos en el marco familiar.
«Después de 15 días de confinamiento, en los que tanto alumnos como profesorado nos hemos tenido que ver avocados a una modalidad de enseñanza online, el balance cuando vuelva todo a la normalidad será, sin duda, incierto».
«Muchos de nosotros nos vemos ante una situación en la que nuestra labor se está quedando estancada, y no por nuestra parte, ya que en un tiempo récord hemos tenido que ponernos al día con el manejo de libros digitales, plataformas educativas como Google Classroom, o incluso videoconferencias, aparte de usar los métodos más tradicionales como el correo electrónico. Sin embargo, nos estamos encontrado una baja respuesta por parte del alumnado de secundaria, al que se le presupone un cierto grado de autonomía según dicta nuestro curriculum».
«Si muchos de ellos se veían antes obligados a acudir a las aulas, en estos tiempos del Covid-19, esa obligación ha desparecido y la respuesta por parte de las familias tampoco parece ser favorable, ya sea por escasez de recursos electrónicos, por la imposibilidad de poder ayudar a sus hijos en las tareas, por compaginar teletrabajo o simplemente por mero desinterés, o por otros motivos que desconocemos».
«El resultado son aulas virtuales semivacías y entre nosotros se genera una sensación de frustración ante la imposibilidad de no poder hacer nada más por esos alumnos, una vez agotadas todas las vías que la distancia nos permite».
«Veremos cuando se retomen las clases si estos alumnos son capaces de retomar el ritmo que teníamos antes de la pandemia ya que estos días están haciendo mella, indudablemente, en la educación de nuestros jóvenes».
Esta confesión final resume el sentir de este profesor. Un grito de alarma ante una situación que, si se extiende el confinamiento, puede estallar una vez superada la crisis sanitaria. Una preocupación que nos interpela a todos como sociedad, en especial, a su comunidad educativa.