In Aragón, Somontano

HAY QUE EMPEZAR A HABLAR DE LÉRIDA (1ªPARTE)
Por Eduardo Pérez Barrau. Foro B21
Para tener una panorámica completa de la economía del eje oriental de la provincia de
Huesca, sobre todo en lo relativo a su mercado laboral, debemos incorporar al análisis a la
ciudad de Lérida y a su comarca. Los intercambios de todo tipo que se producen a diario entre
las distintas localidades del eje del Cinca forman parte de un entramado económico en cuya
ecuación participa el tejido empresarial y social que existe al otro lado del límite autonómico.
Esta influencia recíproca, resultado de la cercanía geográfica, suele pasar inadvertida en los
estudios socioeconómicos y es ignorada tanto por las administraciones políticas aragonesas
como por las catalanas. No obstante, los desplazamientos laborales, los negocios de todo tipo,
las inversiones industriales y los lazos culturales siguen ahí, y son más fuertes que nunca.
Esta relación económica se ha construido a pesar de la situación política que se ha vivido en
Cataluña durante los últimos años y al margen del divorcio sentimental padecido entre muchos
de los habitantes de esa comunidad autónoma y los ciudadanos del resto del país,
particularmente los residentes en el Aragón oriental (los más próximos geográfica y
familiarmente a tierras catalanas). Desafíos políticos a parte, ni las recesiones financieras ni las
crisis institucionales han sido impedimento para que se mantuvieran y ampliaran las relaciones
económicas entre nuestros territorios. Incluso se puede colegir que han sido estas
incertidumbres, en algunos casos, el acelerador del interés inversor de los industriales
catalanes en las comarcas oscenses de La Litera y el Bajo Cinca, principalmente.
Estas nuevas empresas han supuesto todo un revulsivo para el territorio constituyendo el
mejor indicador de la salud del mercado laboral de la zona estos últimos años. Nada
ejemplifica mejor esta relación de vecindad que el elevado contingente de trabajadores que,
residiendo a un lado u otro de límite provincial, se desplazan a trabajar a la comunidad vecina.
Este fenómeno es notorio en Fraga y Binéfar, modesto en Monzón y testimonial en Barbastro.
Esta movilidad laboral no es casual, y como puede deducirse, es una consecuencia de la
integración económica de nuestros territorios más allá de sus fronteras imaginarias. También
es resultado de los condicionamientos personales o familiares que existen a la hora de elegir
entre vivienda y empleo en un área económica compartida de gran capilaridad. Efectivamente,
Lérida y su comarca, el Segriá, reúnen casi tanta población como la totalidad de la provincia de
Huesca comprimida en una extensión equivalente al Somontano de Barbastro. Unos números
que hablan por sí mismos del tamaño de la economía y de la población activa de Lérida, y de su
influencia en las comarcas aragonesas a lo largo del eje del Cinca.
Toda esta realidad que se ha esbozado va a tener su repercusión, también, en otra área
relevante: la política. Un impacto que se describirá en la segunda parte de este artículo.

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