INCIVISMO EN AUMENTO
Por Eduardo Pérez Barrau. Foro B21
Barbastro ha experimentado un notable incremento en los casos de delincuencia. Fue con la llegada de la primavera y el buen tiempo cuando los medios de comunicación comenzaron a informar sobre una serie de delitos cometidos en nuestra ciudad.
Entre los incidentes más graves se informó del apuñalamiento de una persona en un establecimiento de ocio, varios allanamientos de viviendas, robos con violencia en la vía pública, denuncias de violencia de género y el hurto de teléfonos móviles.
Es crucial que la sociedad no mire hacia otro lado ante estos hechos tan graves. Barbastro ha sido tradicionalmente una ciudad segura y tranquila, y lo sigue siendo, pero el incremento de los delitos contra las personas y las propiedades -una tendencia que confirman las estadísticas publicadas por el Justicia de Aragón sobre la seguridad en el medio rural- exige una respuesta inmediata de los poderes públicos.
No es la delincuencia el principal problema que socaba la convivencia en la ciudad, lo es el incivismo. Aunque ambos fenómenos se retroalimentan. Es cierto que los comportamientos incívicos no tienen por qué desembocar, ni mucho menos, en conductas delictivas pero se puede afirmar casi con total seguridad que la mayoría de los individuos que acaban perpetrando un delito previamente han acumulado un largo historial de faltas e infracciones por incivismo.
Es en este aspecto donde la administración municipal tendría que ser más activa y no estar cruzada de brazos. El Ayuntamiento de Barbastro debería asumir su responsabilidad en la promoción de la convivencia y tomar medidas para frenar el incivismo. Para ello, cuenta con las ordenanzas que regulan convivencia y el apoyo de la policía local.
Pocas cosas dañan tanto la vida social como la impunidad de quienes, día tras día, infringen las normas de convivencia más básicas y faltan al respeto a los demás. Igualmente grave es cuando los poderes públicos se inhiben a la hora de corregir estos comportamientos antisociales, evitando tomar medidas firmes en el ámbito educativo, en la aplicación de sanciones o mediante cualquier otra acción correctora y disciplinaria.
Algo de todo esto pasa en Barbastro. La ausencia de una respuesta efectiva y rápida de quien tiene la obligación de velar por la tranquilidad de los ciudadanos genera incomprensión y malestar en la ciudadanía.
No se entiende, por ejemplo, por qué no se toman medidas para evitar el uso de patinetes eléctricos por menores de edad en determinadas zonas de la ciudad. Tampoco se comprende por qué se tolera el uso fraudulento de las tarjetas de aparcamiento en las plazas reservadas para personas con movilidad reducida o por qué no se sanciona a aquellos dueños de mascota que dejan las deposiciones en la vía pública. También se desconoce por qué se sigue consintiendo que se acumule basura en los solares, o por qué los mismos “reincidentes” de siempre siguen campando impunemente por la calle Monzón y alrededores. Y suma y sigue. Todo vale, nada tiene consecuencias.
Lamentablemente, no parece que vaya a haber una respuesta política al problema del incivismo. No está en la agenda municipal. De hecho, todo indica que el interés del ayuntamiento seguirá más en línea de escenificar el orden, con su pompa y circunstancia mediática, que de ejercer tal responsabilidad y preservar con ello una convivencia que siempre se debe cuidar. Así nos va.