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INVIERNO DEMOGRÁFICO EN LA COMARCA

El destino demográfico de muchos pueblos de nuestra comarca no difiere de la tendencia negativa que se observa en el resto de Aragón y de la España interior. Problemas de despoblación, envejecimiento y dispersión son el denominador común de estas localidades que, salvo el paréntesis estival o en temporada turística, viven en una profunda crisis existencial.

Esta realidad declinante se acrecienta durante los meses de invierno. Y se aprecia en la diferencia existente entre los datos que muestran la vecindad administrativa (la población legal) y la residencia efectiva (la población de hecho) en muchos pueblos de la comarca. Pudiendo afirmar que hasta un 30 por ciento, en estimación, de estos habitantes trasladan, a veces de forma ocasional otras definitiva, su hogar a Barbastro u otras ciudades.

Entre las razones de esta migración interior hacia la cabecera comarcal están los servicios sanitarios, sobretodo, en aquellas personas de mayor edad, el combate de la soledad y unas alternativas sociales y de ocio más numerosas.

Esta situación se ve matizada por las diferentes estrategias que desde los propios pueblos se han ido adoptando. Destacando aquellas que se basan en la especialización productiva (turismo), la diversificación empresarial (con presencia industrial) y la proximidad a Barbastro.

En la primera estrategia encontramos localidades como Alquézar o Adahuesca. La primera erigiéndose como un centro turístico ha logrado, vía hostelería y servicios de turismo activo, incrementar las oportunidades profesionales aunque no de forma sustancial sus habitantes. A Alquézar se va desde fuera a disfrutar y desde el resto de la comarca a trabajar, pero mucho menos a residir. En parte por culpa de la proliferación del alojamiento turístico.

Un caso diferente es Adahuesca. Apostando también por el turismo pero conservando a su vez la agricultura y con otra política de vivienda ha logrado retener y rejuvenecer la localidad. Así como lograr una centralidad entre los diferentes destinos turísticos al norte de la comarca.

En las localidades al sur de Barbastro (Berbegal o Peralta), con una especialización eminentemente agraria, con escasa industrial y, sobretodo, con un sector servicios testimonial el proceso de despoblación no ha conseguido revertirse. En este sentido, la nueva carretera que podía haber facilitado un estrategia de proximidad ha llegado tarde.

La segunda estrategia se basa en la diversificación empresarial. En este caso, y positivamente, destaca Castejón del Puente. Sus numerosas empresas de base industrial, las comunicaciones y su ubicación permite, con las adecuadas facilidades de acceso a la vivienda, un futuro esperanzador. En peor situación se sitúa Estadilla, pues ni gracias a su tamaño ni a su diversificación económica, ha logrado, a día de hoy, realizar una sólida estrategia de atracción de pobladores.

Por último, están aquellos pueblos que han sabido sacar partido a la cercanía con Barbastro. Por un lado beneficiándose de los servicios de la capital, un acceso a la vivienda competitivo y conservando, a la vez, un modo de vida comunitario. Un ejemplo de la anterior puede ser Salas Bajas o Enate.

En el lado negativo de esta estrategia quedan aquellos pueblos que se sitúan a demasiada distancia para que exista una relación fluida con la capital comarcal. Si a ello le sumamos un acceso a los servicios más limitado la conclusión es una mayor pérdida de población. Un ejemplo sería Abiego.

En cualquier caso, ni la aparición hace ya años de la Comarca como administración política de proximidad ni los planes ejecutados desde organizaciones dedicadas al desarrollo rural, han podido revertir la decadencia demográfica de nuestra comarca. Certificando el fracaso, tanto de unas como de otras, en la labor de ordenación del territorio y la lucha contra la despoblación.

Eduardo Pérez Barrau, miembro del Foro B21

Publicado en Cope Alto Aragón

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