In Barbastro, Foro B21

LA CALLE ES MÍA
«Usos y abusos en las terrazas de Barbastro»

Por Toni Buil

Ha pasado ya tanto tiempo que tal vez para algunos (los más jóvenes) sea necesario explicar que la frase que encabeza este articulo la pronunció Manuel Fraga Iribarne, siendo ministro del Interior, allá por el año 1976. Pero no, afortunadamente, la calle no era suya.

Las calles son los grandes escenarios de nuestra vida, de nuestra memoria: lugares de encuentros, de juegos, de compras, de despedidas, de celebraciones y, con los años, de la melancolía. La calle es, por muchos motivos, el ejemplo de lo que a todos nos pertenece.

En un artículo anterior titulado “Lo propio y lo ajeno” traté de denunciar el maltrato de algunas de esas calles por unos pocos vecinos (evito denominarlos ciudadanos) que las entienden como lugares de nadie y no como espacios de todos. Para curiosos o penitentes fue publicado en Ronda Somontano el 21 de mayo del pasado año.

En la actualidad, el Ayuntamiento está tratando de mitigar, mediante diferentes medidas, los demoledores efectos de la pandemia sobre algunas actividades económicas de nuestra ciudad, principalmente la hostelería. Con ese fin ha consentido la ocupación por terrazas de determinados espacios públicos. Una medida excepcional para una circunstancia excepcional.

Pero el acierto de la decisión no impide hacer algunas consideraciones y denunciar algún abuso. En primer lugar, debería quedar claro que esa flexibilidad tiene que tener un término en el tiempo. En este país hay una malsana afición a convertir lo provisional en definitivo. Por otro lado, esa solución no puede justificar algunas situaciones: es inaceptable que el peatón tenga forzosamente que atravesar una trinchera de sillas y mesas para circular por la acera incumpliendo la distancia de seguridad que prescriben las autoridades sanitarias. En algún caso puede verse obligado a bajar de la acera e invadir la calzada. Todavía es más grave que una vía pública quede cerrada o prácticamente cerrada al paso de los viandantes.

Creo que la mayoría de los barbastrenses defendemos una ciudad agradable y moderna, capaz de atraer a nuevos residentes y visitantes, y eso requiere también de una adecuada y exigente ordenación del uso de los espacios públicos.

A mi juicio, la ocupación de la vía pública debería tener un carácter restrictivo. El derecho del viandante a circular con seguridad y comodidad tendría que prevalecer sobre cualquier otro interés. Por otro lado, si el uso se autoriza debería realizarse con una adecuada ordenación y cumplir con unos requisitos estéticos cuyo nivel de exigencia sea mayor según la zona.
La apertura de un establecimiento de hostelería no conlleva el derecho a ocupar la vía pública para su explotación. En muchos casos estos usos son posibles e incluso contribuyen a conformar espacios con encanto que dotan de personalidad a la ciudad y la enriquecen, pero no siempre es así.

Para ser más próspero Barbastro debe aspirar a la excelencia y esta no se consigue con la relajación de las normas, sino todo lo contrario. Estoy convencido de que el Ayuntamiento tiene objetivos ambiciosos para su ciudad y que está dispuesto a llevarlos a cabo. Hay que demostrarlo.

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