Publicado en Ronda Somontano el 16 de Marzo de 2.019
Jose María Mur
Es posible que Barbastro se encuentre a las puertas de entrar en el siglo XXI, no hay ninguna certeza en estos momentos, pero el desenlace de la trama política con fecha de caducidad la última semana del próximo mes de mayo, marcará el rumbo de nuestra ciudad a corto plazo hacia el precipicio o hacia las llanuras salvíficas donde reverdece el esplendor en la hierba y gloria en las flores. Vamos, un futuro de cine que esperemos no sea de cine negro y el bien triunfe ante ese mal de sombra alargada y contumaz perseverancia a lomos de estos últimos ¿cuantos?, cuarenta, treinta, veinte años, que cantaba Serrat, que veinte años no es nada, el noi del Poble Sec dixit, pero vaya si lo son Juan Manuel, dínoslo a nosotros que hemos hecho guardia en esta escueta garita somontanesa a pan y cuchillo esperando que algún día dejaran de venir mal dadas. Y, pese a todo, sin embargo, en medio de la niebla espesa y azabache, nos queda la ciudad. Nos queda la Barbastro que puede y debe ser ( que ahora no es ), limpia, impoluta, reconstruida de solares y edificios a punto de perecer, con plazas y calles por donde pasear tranquilamente, admirar escaparates, comprar mercancías, tiempo y trato humano, comer en un restaurante, un bar de tapas, tomar un café en una terraza o dentro de la cafetería confortable y estéticamente acondicionada. Aquí la ciudad juega con ventaja, la historia bate a su favor, porque la marca Barbastro como sinónimo de ciudad comercial, mercantil, forjada históricamente, se mantiene y vive en la actualidad. Cuesta creerlo en estos tiempos de fríos Amazón y demás sicarios del comercio electrónico pero, recordémoslo porque nos va la vida en ello, ellos tienen el reloj pero nosotros tenemos el tiempo y éste sí tiene un valor incalculable. Debe saberlo, y valorarlo en su justa medida, el gobierno de nuestra ciudad, alias ayuntamiento, implementado una política fiscal favorecedora de la actividad comercial de pequeñas y medianas tiendas que mantienen vivo el tejido social, la trama urbana de nuestra población, solucionando problemas de convivencia vecinales que degradan el centro de Barbastro e impiden una cohesión civilizada del núcleo urbano, espantando al forano y menguando al local en su habitat y patrimonio, eliminando burocracia y acortando los periodos de tiempo necesarios para montar o ampliar un negocio, fabricándose la ciudad el cartel de amiga de la actividad económica en cualquiera de sus magnitudes, de la menor a la más grande.
“ El agua está, ahora sólo falta que beban los caballos “. Este es un viejo refrán alemán ilustrativo de la racionalidad y pragmatismo atribuido a los teutones. Tenemos el marco y falta la tela, vaya tela, que complete el cuadro. Aquí entran en juego los habitantes de Barbastro, los residentes y los turistas, el famoso turismo, conformando un todo, una ecuación demográfica sin cuyo correcto despeje acabaremos en una “ fake city “, una fatua operación cosmética de chapa y pintura en ausencia de motor. Pero para que los caballos del motor beban agua y se propulsen a galope tendido es fundamental la calidad de las piezas del engranaje. Empezando por tener un parque grande de vivienda digna y barata y donde no llegue la iniciativa del sector privado llegue la municipal. Oído cocina. Con vivienda de esas características se fomenta que personas de todas las edades, especialmente las jóvenes, no sean expulsadas a otras poblaciones o constreñidas a vivir precariamente. Se fomenta que gente de fuera de Barbastro, de forma temporal o definitiva, turista o elemento indígena elija nuestra ciudad para fijar su domicilio, intentando que el crecimiento demográfico sea un factor más de pros, de hecho lo es, que de contras si este fenómeno se gestiona correctamente. La gran y buena oferta de vivienda incide decisivamente en los flujos turísticos, de forma que el visitante se decida por Barbastro como punto base de su viaje para, desde aquí, subir a la Sierra de Guara, al Pirineo, Torreciudad, castillo de Monzón, ribera del Cinca, o conocer más al detalle la propia ciudad. Un turista que deberá encontrar en ésta toda la oferta posible que ponga en valor su patrimonio histórico tangible e intangible, su oferta gastronómica, enológica e incluso ¿ porqué no? deportiva el día que, toquen madera, Barbastro cuente con las instalaciones deportivas que merece. Enfín, se trata de que el turista goce de una experiencia vital satisfactoria merecedora de ser contada prolijamente. Toque de atención hacia el turista francés, tan cerca y tan ignorado a veces, de una gran importancia comarcal y local y al cual deben dirigirse acciones específicas para lograr su aumento y fidelidad.
Pero tanto o más importante que el factor vivienda para asentar población y prosperidad, yo diría que se complementan, es la disponibilidad, la oferta de trabajo y empleo. La creación de empleo es fundamental alrededor de la cual se implementan los servicios. Es la clave del engranaje. Y a ser posible empleo de alto valor añadido, de raíz industrial, de servicios que comporten tareas de investigación, desarrollo, innovación ( i+d+i ),etc…Se ha dicho por activa y por pasiva, hay que habilitar, urgentemente, suelo industrial con salida al mercado inmediata, hay que captar centros de enseñanza que satisfagan las necesidades de las empresas y tengan reconocimiento en el mundo académico, hay que contactar con los barbastrenses y somontaneses de la diáspora con capacidad en los centros de decisión político-económicos, hay que crear una oficina de desarrollo municipal profesionalizada, con rendición de cuentas y cronogramas prefijados, el alcalde de la ciudad y su equipo colaborador debe ejercer una labor de liderazgo positivo que capte proyectos-motor y empatice con quien vea en Barbastro su plataforma de desarrollo presente y futura, etc….
Y hay que hacer todo esto, y más, después de varios lustros de no hacerlo quizás al comprobar el poder político local que la captación del voto del cuerpo electoral, en su baja exigencia, funcionaba a golpe de click crespillero, chiretero, tomatero y esparraguil. Subvenciones por aquí, subvenciones por allá, ya mandarán el dinero de Bruselas, si Puigdemont ( pronunciese tal cual P-u-i-g-d-e-m-o-n-t ), Carlos, no lo impide, que no creo. Como dijo Joaquín, esperemos asistir al final de un ominoso ciclo histórico. Añado yo que nos ha “ dejao mu p’allá “. Que se levante la tajadera y empiece a correr el agua limpia y fresca. Me dicen que puede haber cambio de acequiero próximamente. Ya veremos.
Con algunas reflexiones mías incorporadas en este artículo, de estas cuestiones se habló por parte de Javier Pérez, Conrado Chavanel y Joaquín Puyuelo, moderados por Isabel Mariné, en el último evento programado por el Foro B21 en el hotel Ciudad de Barbastro el pasado día 15, viernes, de un ciclo de tres iniciado en febrero. Se ruega continuidad.