UNA CIUDAD SE CONSTRUYE DESDE SUS CALLES
Por César Tornés, Foro B21
El alcalde de Barbastro acaba de presentar su balance de medio mandato, en el que se citan obras y actuaciones de todo tipo: rotondas, estatuas, arreglos puntuales, mejoras urbanas aquí y allá. Sin embargo, basta con salir a caminar por cualquiera de nuestras calles para comprobar que algo esencial sigue fallando: suciedad acumulada, mobiliario decrépito, pintadas sin retirar, zonas verdes con aspecto de abandono y espacios, en teoría, no verdes convertidos en auténticas selvas. Propaganda frente a realidad.
Mientras se acometen intervenciones, que en algunos casos nadie demandaba, y se ejecutan partidas “llave en mano” para justificar inversión, lo más básico —la limpieza, el cuidado diario, el mantenimiento— sigue sin resolverse. Y no se trata de falta de recursos (no económicos al menos, quizás sí humanos), sino de falta de gestión.
El modelo es claro: lo que se puede adjudicar mediante un contrato, se ejecuta. Lo que requiere trabajo diario, supervisión y compromiso, se aplaza o se ignora.
Y a todo esto, el contrato de limpieza viaria entre el Ayuntamiento de Barbastro y la Comarca del Somontano sigue en algún cajón, pendiente de unos flequillos de nada y una firma. Desde 2021 se trabaja en un nuevo convenio. En 2023 se presentó un borrador avanzado: más zonas, más frecuencia, mejores servicios. Prometieron tenerlo en marcha antes de fin de año. Estamos en 2025 y seguimos esperando. Sin adjudicación. Sin transparencia. Sin respuestas.
Conviene aclararlo de forma rotunda: la limpieza de la ciudad es responsabilidad del Ayuntamiento. Delegar la ejecución en la Comarca no le exime de esa obligación. La Comarca, en este caso, no es más que un adjudicatario, un proveedor. La fijación de los objetivos, la contratación y la supervisión corresponden a la administración local. Por tanto, cada día que pasa sin que este contrato se formalice es un día más de incumplimiento.
Y mientras tanto, la ciudad lo nota. Barbastro está sucio. No se trata solo de una cuestión estética. La falta de limpieza afecta a la salud pública, al entorno escolar, al tejido comercial y, por supuesto, a la imagen de Barbastro como ciudad viva, acogedora y dinámica. Esa misma imagen que el Ayuntamiento intenta proyectar en sus campañas, pero que se desmorona en cuanto uno pasea por sus calles. Porque no basta con decir que Barbastro es una ciudad amable, hay que demostrarlo cada día cuidando lo común.
Una ciudad no se construye con anuncios ni con balances, sino cuidando lo esencial. Y lo esencial empieza en sus calles.