In Barbastro, Foro B21

URGE VOLVER A LA POLÍTICA

Por Eduardo Pérez Barrau

Ya han transcurrido los 100 días de gracia que la tradición concede a todo nuevo gobierno y seguimos sin conocer las iniciativas de desarrollo económico y empresarial que promoverá el ayuntamiento de Barbastro. La tardanza en la constitución de las instituciones locales y autonómica junto con la atonía propia del verano ha extendido la sensación de que nuestros responsables políticos siguen de vacaciones, entretenidos en la asistencia a mil actos protocolarios o enfrascados en sus rollos partidistas. Toca salir de este letargo remunerado en el que viven nuestros políticos y que empiecen a interesarse por los servicios públicos, el empleo y la vivienda de sus vecinos lo más pronto posible.

Hay razones para el escepticismo. Una parte significativa del actual gobierno de la ciudad ya ha ostentaba responsabilidades municipales en el anterior mandato. Un mandato envuelto en problemas de todo tipo, fallido en muchos sentidos, que no proporcionó los resultados deseados para la ciudad. Ese periodo forma parte ya de la historia local. La nueva corporación se estrena con un acuerdo de gobernabilidad entre dos partidos políticos, nuevos rostros en las distintas áreas municipales y un escándalo mal lidiado. Y con todo por hacer.

No está de más recordar que el buen gobierno en un ayuntamiento se mide en términos de prosperidad para sus ciudadanos y que esta prosperidad depende en gran medida del desarrollo económico y social que alcance la ciudad, es decir, de la creación de empleo y de la atracción de proyectos empresariales y de inversiones públicas. Barbastro no participa en la competición por tener los mejores salarios y por captar nuevas empresas desde hace muchos años. Esta incomparecencia política nos hace más pequeños en relación a otras ciudades de igual o menor tamaño. Un ejemplo. Mientras que en Binéfar – Tamarite se anuncia la construcción de una plataforma logística con millones de euros de inversión o en Monzón la multinacional Veos amplia su producción con nuevos y avanzados equipos, en Barbastro seguimos sin anuncios de nuevos proyectos empresariales e inversiones. Resulta, cuando menos, desolador.

La iniciativa privada quiere invertir en Barbastro, pero no puede. La ciudad no reúne las condiciones materiales para que puedan llegar nuevas empresas (suelo industrial público, comunicaciones, abastecimientos…) ni tampoco tiene un ecosistema que favorezca la inversión privada (impuestos, agilidad administrativa, limpieza…). También carece de vivienda disponible para jóvenes y trabajadores. Solucionar estas necesidades es una responsabilidad municipal pero, hasta la fecha, estos asuntos siguen fuera de la agenda política.

Poco o nada se está haciendo para hacer crecer Barbastro, salvo cumplir con la tradición de ferias y campañas publicitarias del calendario local; unas actividades donde, todo sea dicho, parece que interese más el impacto mediático en la población que el volumen de negocio que se pueda generar para el tejido empresarial local. Extraña en un gobierno municipal de corte conservador este escaso interés por el mundo de la empresa y por la atracción de actividad económica, un defecto que no parece acompañar a otros gestores del mismo color político en otras ciudades no muy lejos de aquí.

Trabajar por Barbastro es apostar por el desarrollo de la ciudad. Y para lograr este objetivo es urgente que vuelva la política.

 

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