La edad media de capitales como Londres, Nueva York o Hong Kong aumenta a ritmos nunca vistos.
Tradicionalmente, las grandes ciudades han sido foco de atracción de población joven. Pero los precios cada vez más inasequibles de las viviendas están tiñendo de canas los cascos urbanos de las grandes capitales.
Así lo refleja un artículo de Financial Times, que hoy analiza cómo los compradores jóvenes están siendo expulsados de grandes ciudades que envejecen a un ritmo vertiginoso. Sobre el ejemplo de Londres, los datos reflejan que la edad media de sus vecinos aumentó en un año solo en cinco ejercicios.
El mismo caso se da en otras “ciudades globales”, según la cabecera británica, ya que los precios de las viviendas han superado a la economía general. La edad media de un neoyorquino aumentó en más de ocho meses de 2011 a 2016; en Hong Kong aumentó en dos años en el mismo periodo y ya supera los 43 años.
Sin obviar la mejor esperanza de vida y la caída de la natalidad, los datos muestran que hay algo más en este envejecimiento de las ciudades: la afluencia neta de personas de entre 25 y 29 años a Londres desde otras partes del país y de Escocia cayó un tercio en tres años. Mientras, la salida de vecinos londinenses de entre 30 y 34 años aumentó todos los ejercicios entre 2009 y 2016, pasando de unos 6.600 a casi 17.000 marchas.
Esta “hemorragia” de juventud no afectó a los mayores: la población de entre 55 y 64 años creció un 12% en el mismo periodo, multiplicando por ocho la tasa de envejecimiento del resto de zonas del Reino Unido.
Los expertos consultados por Financial Times entienden que la dinámica del mercado de la vivienda disuade a los compradores jóvenes de las ciudades: el depósito inicial medio al que debe hacer frente un comprador en Londres es cuatro veces mayor que la media necesaria para comprar en el resto del país.
Nueva York es otra de las capitales más hostiles: el precio mediano de una vivienda aumentó en cinco años un 62% y supone 8,5 veces un ingreso medio. Sin embargo, los datos son peors para Hong Kong, donde una vivienda equivale ya a 19,4 veces el ingreso medio anual.
Tras analizar la evolución de los precios de viviendas en distintas “capitales globales” y sus barrios más o menos demandados hace unos años y ahora, los expertos apuntan que “estas ciudades de todo el mundo pueden estar envejeciendo a ritmos diferentes, pero todas están limitadas por la tierra«, apunta Yolande Barnes, jefa de investigación de la consultora inmobiliaria Savills. «No hay espacio para nuevos edificios, por lo que existe un activo escaso y una gran demanda: son los jóvenes en desigualdad quienes no pueden competir con eso».