In Barbastro, General, Somontano

ATASCO EN EL INMOBILIARIO

Por Eduardo Pérez Barrau, miembro del Foro B21

El mercado inmobiliario reúne todos los ingredientes del drama moderno. Una trama entreverada de política y de urbanismo, de banca e intereses, de promotores e inversores. Esto en el mejor de los casos. En otros, con peor combinación de estos ingredientes, este drama se convierte en tragedia por la falta de vivienda, por los alquileres elevados, por los edificios desocupados o por la aparición de guetos.

En Barbastro también vivimos este drama, común a todas las latitudes. También la tragedia del joven que no puede independizarse, del anciano recluido por la inaccesibilidad del edificio o de la pareja a la que no le llega el presupuesto para un hogar.

Las situaciones particulares siempre son las peores. No me referiré a ellas. Hay otra tragedia que afecta a la ciudad y que de común pasa desapercibida. La tragedia de no aprovechar las oportunidades que, de tanto en tanto, aparecen para el desarrollo de la ciudad. Valgan dos ejemplos que, a mi entender, se basan en el mal funcionamiento del mercado inmobiliario.

El primero consiste en dejar morir proyectos de inversión en vivienda por los excesivos plazos para la concesión de las respectivas licencias y permisos. También por la inflexibilidad de una política urbanística que, con el paso de los años, se ha ido alejando de las necesidades de la ciudad. En cualquier proyecto el tiempo es oro. Del diseño a la ejecución de un inmueble las perspectivas económicas pueden variar enormemente. Las demoras injustificadas pueden frustrar una inversión y con ello generar pérdidas para el conjunto de la ciudad.

El segundo ejemplo se deriva del anterior. Barbastro, a día de hoy, puede estar perdiendo oportunidades para hacer crecer su censo, incrementar su actividad económica y dinamizar su vida social. El número de nuevos proyectos empresariales en nuestra área económica, en especial en Monzón y Binéfar, está consolidando la parte oriental de nuestra provincia como un foco industrial en crecimiento. Un dinamismo en el que Barbastro, directa e indirectamente, debe participar. En el aspecto inmobiliario que nos ocupa proporcionando el volumen de viviendas, en cantidad y calidad, que las ciudades vecinas no puedan ofrecer. En esta apuesta la realidad juega a nuestro favor. Para no pocos de estos nuevos compradores o arrendatarios, su elección preferida para residir es nuestra ciudad. Por lo tanto hay ahí una demanda que el mercado debe anticipar y, posteriormente, cubrir.

El trabajo se acumula para nuestro ayuntamiento. Los nubarrones económicos están a la vuelta de esquina. El celo por demoler, del todo necesario por la ruina heredada, debe ir de la mano de una renovada ansia por construir, elevar la arquitectura y favorecer las inversiones. Así se hace ciudad.

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