In Barbastro, Foro B21
UN PRESUPUESTO NI EN PLAZO NI EN FORMA
El amplio respaldo en la aprobación del presupuesto de la ciudad del presente ejercicio, en sesión plenaria el pasado 9 de abril, no debería llevarnos a engaño: estas cuentas públicas llegan tarde y llegan mal.
Sorprende la actitud del equipo de gobierno al despachar el principal documento que tiene que regir la vida social y económica de la ciudad como un trámite que hay que cumplir como si sólo fuera una pesada obligación legal. Y extraña la complicidad, de la mayoría de la oposición, con su abstención, justificándola como un ejercicio de responsabilidad con la ciudad que no es tal. Ambas posturas pervierten, aunque con mayor responsabilidad el equipo de gobierno, lo que es el principal instrumento de política económica de un ayuntamiento y la brújula más fehaciente de por donde van los tiros en el proyecto político para la ciudad.
No se puede aprobar el presupuesto de la ciudad a estas alturas del calendario. Este hecho supone una falta de previsión cuyos perjudicados son todos los barbastrenses. Tampoco es de recibo esgrimir la pandemia o una clarificación sobre el uso del remanente de tesorería como excusa de este retraso. La crisis sanitaria la sufrimos desde hace más de un año y el decreto sobre los remanentes se conoce desde octubre del año pasado.
Menos aún se pueden atribuir como causas de este desatino las dificultades internas de la administración municipal que, aun siendo ciertas y lo son, deben resolverse según la responsabilidad de cada cual y siempre bajo el liderazgo del equipo de gobierno y, anotamos: también con la participación de los funcionarios públicos concernidos.
En cuanto a las formas, este presupuesto se parece más a una declaración de intenciones por parte del equipo de gobierno, en lo tocante a las inversiones que necesita nuestra ciudad, que un compromiso decidido por realizarlas. Sin acometer todas las labores administrativas previas, sin proyectos de obra o sin planes de ejecución muchas de las iniciativas expuestas son irrealizables en los plazos determinados. La apuesta por incorporar todas las inversiones atrasadas en la ciudad en el documento presupuestario, aprovechando la financiación que brinda la disponibilidad de los remanentes de tesorería es, así considerado, un riesgo. Priorizar un número menor de intervenciones, pero de calado y con capacidad real para su realización, una política más acertada.
Barbastro ha perdido unos meses importantísimos. La ventana de oportunidad que se ha abierto para hacer uso del remanente de tesorería se puede volver a cerrar el año próximo, o el siguiente, dando al traste con las expectativas de corregir el déficit inversor en la ciudad. Toca darle la vuelta a este error y pisar el acelerador.
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