In Barbastro

Del ¡Viva Cartagena! al ¡Bienvenidos a Barbastro!

Fernando Jesús Arilla Mur 

La historia de España nos ofrece algunos episodios poco ejemplarizantes, que el humor y la retranca de aquellos que han habitado el “Estado español” han transmitido y perpetuado, para general conocimiento, condensados en una sola frase. Sería el caso del tenor que, tras una mediocre actuación, previendo los abucheos y sabiéndose en la Cartagena que pocos años antes se había declarado cantón independiente, supo trocar pitidos por aplausos, con un oportuno y sonoro ¡Viva Cartagena!  

La reciente hazaña de la U.D. Barbastro, y la suerte, han hecho posible que uno de los equipos más importantes del mundo futbolero vaya a venir a jugar a nuestra ciudad, contra el equipo que, aunque sea porque lleva nuestro nombre, nos representa. Nada muy interesante para aquellos a quienes no nos gusta –o detestamos- el fútbol o, más bien, el mundo del fútbol. Distinto es el interés cuando, echando un rápido vistazo a la prensa nacional, uno toma conciencia de la dimensión deportiva, social, económica y reputacional que los poco más de 90 minutos que dure el evento pueden tener para una ciudad como Barbastro. 

Los vecinos de Barbastro, y esto sí que no distingue por aficiones, llevamos años, décadas en algún caso, contemplando –demasiado pasivamente- cómo las cosas del municipio se eternizan sin que parezca que haya una solución para cosas tan aparentemente simples como terminar la obra de un parque o de un cementerio nuevo, poner en servicio unas plazas de parking ya construidas o, qué cosas, tener un presupuesto en tiempo y forma.  

Habida cuenta de los precedentes en toda variedad de gestiones municipales, verde parecía que las iban a segar en la U.D. Barbastro cuando se supo que, por mérito de su ascenso de categoría, necesitaban que se acometieran, en cuestión de semanas, unas reformas en las instalaciones del campo de fútbol municipal. Pues hete aquí que, por arte de Birlibirloque, y seguramente por alguna cosa más, se hizo. Y se volverá a hacer ahora, para ampliar la capacidad del campo, mejorar la iluminación y lo que haga falta. ¡Ponga un balón en su vida! 

Y aunque Barbastro no es una excepción en esto del “está tó pagao” cuando de fútbol se trata,  no sabemos si por conocer la tierra y saber del contraste con las cosas en las que no media un balón, o por aquello de enfrentarnos a un equipo catalán, ha querido un periodista de “La Vanguardia”, Joaquín Luna, publicar un artículo en el que diserta con humor sobre la agilidad sobrevenida en políticos y administraciones públicas cuando de fútbol se trata. Constata el periodista que “en cuestión de minutos, el alcalde de Barbastro, don Fernando Torres, se comprometió a duplicar la capacidad del campo municipal, de 3.000 a 6.000 localidades. La iluminación eléctrica será reforzada y la Guardia Civil asumirá el reto de elaborar un dispositivo, palabra fetén.” 

Contrastan estos hechos con “la tradicional lentitud administrativa de las administraciones”, mientras en esto “los alcaldes tiran de vara y prometen, contra el cronómetro, las debidas mejoras”. “Si en el Ministerio de Educación hubiese esto de los emparejamientos de Copa, no habría en España clases en barracones ni aulas sin calefacción”.  

Ironiza finalmente el autor con una escena onírica, en la que los de Barbastro, “como los habitantes de Villar del Río en Bienvenido míster Marshall”  gritando el popular lema de “sí se puede”, marcan un gol. Y sintetiza en una frase, como el tenor, ese actuar de los políticos. ¿Saben ustedes cuál es la frase?: 

¡Bienvenidos a Barbastro! 

 

 

 

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