In Barbastro, Foro B21, General

EL TALENTO Y EL DESARROLLO DE BARBASTRO (1 PARTE)

Por Eduardo Pérez Barrau, miembro del Foro B21

La incapacidad de alimentar y retener el talento autóctono está en el origen del atraso económico de nuestros pueblos y de la falta de oportunidades del medio rural. En orden de importancia esta circunstancia se sitúa en la primera posición de los grandes desafíos a los que se enfrenta nuestra pequeña ciudad. Le siguen a mucha distancia la baja natalidad, el envejecimiento y la cuestión migratoria.

El talento, el capital humano o la especialización laboral son denominaciones del trabajo en su forma más refinada. Una combinación de capacidades cuyo valor añadido está en la base del desarrollo empresarial de cualquier país y ciudad. Con la misma importancia para la sociedad, la sensibilidad artística o la inventiva científica son otros talentos que bien desarrollados alumbran las mejores propuestas y realizaciones humanas. Al conjunto de todos estos «esfuerzos útiles» se le denomina desarrollo y su valor corresponde a la riqueza de un país.

Más allá del liderazgo empresarial, la genialidad artística o la excelencia científica hay un talento cotidiano enormemente provechoso para una sociedad. Me refiero a esas vocaciones que se desarrollan a través del estudio y la experiencia y que dan lugar a profesionales que marcan la diferencia en sus respectivos trabajos. También a esa predisposición a la mejora de muchas personas que guían su trabajo por la calidad del resultado. Todas estas cualidades individuales sumadas son fundamentales para el desarrollo de la ciudad.

Por tanto se puede afirmar que cuanto más talento reunido en torno a las más variadas disciplinas profesionales más iniciativas empresariales nacerán, más realizaciones culturales surgirán y, en definitiva, más progreso alcanzará la ciudad. Por el contrario cuanto menos talento desarrolle y retenga una ciudad menos oportunidades económicas proveerá y mayor empobrecimiento asolará a su sociedad.

En Barbastro se cultivan de siempre esas sensibilidades que bien dirigidas afloran en grandes talentos. Ver triunfar a un hijo de la ciudad en las profesiones más diversas en Madrid, en Barcelona o en el extranjero es moneda corriente. Desgraciadamente no es tan común ver florecer esos talentos en el lugar donde se han gestado y esto constituye un gran lastre para nuestra ciudad.

Cabe preguntarse entonces por qué hay personas que pudiendo desarrollar su talento aquí no lo hacen y se van fuera. Y por qué hay personas, con su «talento a hombros», que queriendo residir en su localidad de nacimiento no lo consiguen y tienen que emigrar.

Responder a estas preguntas nos permitirá saber por qué el colectivo de personas de entre 25 y 39 años arroja, desde hace ya años, un balance negativo demográfico en nuestra provincia – y en nuestra ciudad- comparado con aquellas otras provincias y ciudades de fuerte atractivo económico.

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