EL COMODÍN DE LA DESPOBLACIÓN
Por Eduardo Pérez Barrau, miembro del Foro B21
En la baraja de los asuntos políticos el naipe de la despoblación es el comodín que todos los partidos políticos han empleado para ganar el favor de sus votantes. Esto en la España vacía. En la otra España, la llena, con otras cartas y otros comodines la partida ha sido otra.
En todos estos años de frenesí electoral el problema de la despoblación ha conseguido situarse, hablo de nuestra provincia, en el centro de la agenda política. Un hecho estraño porque si mal no recuerdo este problema viene de bien atrás, por lo menos, desde los años 50 del siglo pasado. Pero claro ahora con el enfermo comatoso todo son prisas. A buenas horas…
En fin, que ahora con el tema de la despoblación ya salimos en el mapa del telediario, por lo menos Teruel, provincia que acostumbra a marcar las mínimas en temperatura y, a partir de ahora, las máximas del calentón de esta nuestra España vaciada.
De la campaña electoral ya sabemos que volverán (otra vez) los diagnósticos, los manifiestos, las propuestas y hasta nuevas inversiones. Una de fibra por aquí, una de carreteras por allá, que si la vivienda y la fiscalidad… Buenos propósitos, a mi entender, encerrados en buenas palabras; palabras, a su vez, expresadas con esa insoportable condescendencia del que gusta hablar pero no llega a comprender.
Mucho me temo que nuestros políticos aún piensan que esta partida contra la despoblación se puede ganar a golpe de presupuesto; sin provocar un cambio sistémico de igual intensidad pero de sentido contrario al que se produjo cuando cientos de miles de personas abandonaron sus pueblos para ir a la ciudad. El dinero público, ciertamente, siempre será necesario pero en este asunto nunca será suficiente.
Cuando el ruido post electoral vaya desapareciendo y de paso a la rutina diaria de la gestión política el problema de la despoblación seguirá ahí. Un drama complejo y difícil de abordar, con sus culpables en la ciudad -y también en nuestros pueblos- y con ese inexorable tic tac de un tiempo que, poco a poco, se va agotando para el medio rural.
La historia reciente de nuestro país no es prolija en grandes políticas de estado. El pacto contra la despoblación que se anuncia por parte de todos los partidos políticos puede ser la última oportunidad para esta media España ignorada por la otra mitad. Esperemos que esta vez no se vaya de farol.
